El "cepo" que impide Avanzar



Cuando queremos avanzar en la Vida, progresar como individuos o llegar a ser una versión más plena y consciente de nosotros mismos, nos solemos encontrar con una falta de voluntad necesaria para hacerlo. Como si alguien nos hubiera puesto un cepo que nos retiene y que incluso puede provocarnos dolor y angustia. En el desarrollo personal, en la construcción del propio carácter y de nuestro pensamiento, se suelen producir cuatro actitudes que podemos hacer corresponder fácilmente con las siglas que forman la palabra "c.e.p.o.": Culpar, Excusarse, Postergar y Omitir.


"C" de Culpar: Cada vez que acusamos o culpamos a alguien o algo de nuestro fracaso o de nuestro malestar, eludimos la responsabilidad y ponemos en aquello sobre lo que cargamos la supuesta "culpa" el control de nuestras vidas. Es decir, como "él" o "eso" son los causantes de nuestra frustración, "ellos" tiene también el poder de provocarla. Y así es como comenzamos a perder la autogestión de nuestro propio bienestar.

"E" de Excusarse: Cuando buscamos pretextos o excusas para eludir hacer algo, creamos argumentos (reales o no) que nos permitan evitar afrontarlo. Y "eso" que evitamos afrontar suele ser, precisamente, aquello que más necesitamos afrontar porque es lo que más tememos, lo que más nos condiciona y lo que más nos limita. Es el recurso cognitivo de quién no está dispuesto a tomar las riendas de su Vida, y usa su razonamiento lógico para dar un apoyo argumental a su actitud.

"P" de Postergar: Mucho más sutil que las actitudes anteriores es el acto de postergar. Esta silenciosa posición
 presupone que las condiciones no son favorables para acometer lo que uno realmente anhela acometer. Se va dejando pasar el tiempo usando argumentos del tipo "cuando deje de cuidar a mis hijos...", "cuando no tenga que trabajar tantas horas...", "cuando me jubile..." y un largo etcétera de supuestos impedimento que, presuponemos, nos nos dejan evolucionar en nuestro propio desarrollo. Pero la mejora personal se basa, curiosamente, en ser capaz de evolucionar sin dejar de atender a todos los asuntos que la sociedad pueda demandarnos.

"O" de omitir: La más sutil y oculta de las actitudes, la que no necesita argumentos ni justificaciones, la que nos detiene antes incluso de haber iniciado la marcha: esa es la omisión. Es la inacción por la propia rutina de la pasividad, de la improductividad, de la falta de alicientes vitales. Es ese enemigo perezoso que, sin ni siquiera haber desenvainado la espada, ya nos ha vencido. "Omitir" es el reflejo del miedo interior que no nos deja ni siquiera ser consciente de algunas situaciones, por eso decidimos omitirlas y esconderlas en alguna mazmorra de nuestro subconsciente.

Estas cuatro actitudes se dan en muchos de nosotros de forma habitual e incluso involuntaria, pues se han convertido en mecanismos automáticos. En realidad, a casi todos nos llama la atención la manera en que la gente las usa, y nuestra conciencia suele identificarlas como actitudes negativas. Casi todos sabemos, en lo más profundo de nuestro intelecto, alma, conciencia o cómo cada uno quiera llamarlo, que esa parálisis  provocada por el "cepo" es la que impide disfrutar de la Vida en toda su plenitud.
 
Identificar como se manifiesta el "cepo" en cada uno es tarea de héroes, quitárselo de encima, es trabajo de titanes, y comenzar luego a Caminar con Libertad... ese, es el quehacer de los dioses.

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