Los peligros de la intuición

La intuición es una amante sensual, cariñosa y seductora, pero también embaucadora, variable y traicionera. Cuando nos sumergimos en el romance intuitivo, surgen ideas, conceptos y ocurrencias muy creativas y sugerentes. Pero, por muy originales que pudieran parecer esas ideas, no tienen porque ser veraces o prácticas.

Amparados por el halo protector de la intuición, aparecen innumerables oradores de conjeturas interesantes, a las que ellos llaman teorías como si ya hubiesen sido comprobadas empíricamente. Como ellos mismos se convencen de la veracidad de sus argumentos, les resulta fácil ser convincentes al transmitírselo a los demás. De esta forma, obtienen grandes grupos de seguidores que buscan, fuera de su insípida realidad, algo que les saque de ella.

Y así, se crean nuevas disciplinas, métodos o dinámicas que aglutinan a quiénes tratan de trascender su vida trivial con "leyes espirituales del éxito", "principios esenciales para una vida plena" o "pasos mágicos para materializar tus deseos". Quiénes diseñan tales métodos tienen claro cuál es su objetivo, y lo así lo transmiten: "Llegar al máximo número posible de personas, y transmitir sus reveladores conceptos". Casualmente, esto sí les cerca a ellos a sus deseos, pues los ingresos económicos se basan en las cantidades desorbitadas que cobran por aportar su doctrina.

La intuición puede estar disfrazada de variados ropajes. Uno muy curioso consiste en predicar que las ideas que el orador intuitivo transmite no son suyas, sino que las recibe de unos seres que, supuestamente, están en otro plano que los demás no podemos percibir, pero él sí. Resulta cómico cuando en las conferencias hacen una pausa, realizan un gesto de escucha, y continúan diciendo: "Me transmiten que..." y entonces sueltan la máxima divina que les ha sido revelada.

La intuición es una herramienta útil cuando se conocen sus limitaciones. Pero por fascinante o creativa que parezca una nueva idea, sólo podrá ser usada de manera práctica si pasa el tamiz de la lógica racional. Y entonces, la intuición y la razón se coordinan para elaborar las hipótesis que permiten desarrollar el conocimiento, las habilidades y la propia conciencia.

La intuición marca el inicio de un camino de sabiduría, pero sólo es un primer paso de los muchos que hay que dar en la Vida para obtener una pequeña parte de la misma.

Comentarios

  1. Hay que seguir a los instintos, pero hay que persuadir a la razón para que acuda luego en su ayuda con buenos argumentos. (Friedrich Nietzsche, "Más allá del bien y del mal")

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